Dedicaré unos posts a mi familia, a mis padres y hermanos. Hemos sido siete hermanos, dos mujeres, que nacieron primero, y luego cinco varones. La diferencia de edad entre Adela, la mayor, y Luis, el más pequeño, era de 24 años. Desgraciadamente, hoy, no puedo disfrutar de mis padres, ya fallecidos, ni tampoco de mi hermano Luis, que nos dejó con 34 años, siendo vencido por una terrible enfermedad. A ellos los tengo muy presentes en mi memoria y tengo la convicción de que volveré a encontrales en el mas allá.
Hoy para comenzar, publicaré dos fotografías de dos eventos que ocurrieron en Alcazar de San Juan.
En este primera, que corresponde a la boda de Adela, el 14 de mayo de 1965, aparecen mis padres, mi hermana y mi cuñado Germán. No es almirante, aunque lo parece, va vestido con el traje de gala de los Ingenieros Agrónomos.
En esa fecha mi madre tenía 45 años, muy joven para suegra, y luce esplendida, como todos.
La segunda es de la boda de Araceli, el 25 de Noviembre de 1967, y junto a ella aparece mi cuñado Pepe, y yo mismo.
Al poco de casarse se establecieron en San Sebastián, donde trabajaron y crearon una magnifica familia, hasta que tambien Pepe, Don José García, como le conocian sus enfermos en el Hospital Nuestra Señora de Aránzazú, a los que dedicó su vida en cuerpo y alma como oncólogo, nos dejó, acosado por una enfermedad coronária a la que no prestó la debida atención.
Estos recuerdos, acompañados de las fotografías, me producen un intenso dolor en las heridas que no acaban de cicatrizar, pero hemos de seguir adelante. ¡Ese es el misterio de la vida!
En otra acasión proseguiré, con mis hermanos, y mis sobrinos, de los que tengo un batallón, y eso por no hablar de la siguiente generación, como tio-abuelo de sus hijos. Es obvio que mis padres cumplieron con el Mandamiento Divino. ¡Creced y multiplicaos!
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