Un viaggio in Toscana, terzo giorno. Volterra

El lunes 9 de junio de 2003, amaneció esplendido, y nosotros, después de descansar de las caminatas de los dos dias anteriores, y con la cena ligera de la noche anterior, nos levantamos en plena forma, asi que para comenzar un buen desayuno, y Marisella se encargó de que asi fuera.

 El desayuno se servía en un edificio anejo al principal, muy agradable.

 En la Fattoria San Donato producían vino. Observando las botellas de Vernaccia.

Vernaccia es el nombre del vino blanco cultivado y producido cerca del pueblo italiano de San Gimignano. El vino ha sido producido en esta zona de Italia desde cientos de años atrás, quizás se podría rastrear su origen a épocas tan tempranas como a la de los antiguos Etruscos.

 Fernando interesándose en esos vinos.

Imagen de San Donato, al que nos encomendamos antes de salir hacia Volterra.

Camino de Volterra. A nuestra espalda San Gimignano y sus torres.

Volterra, a 30 km de San Gimignano,  es una ciudad pequeña, de 11.000 habitantes en el censo del 2009. Su nombre etrusco es Velathri, y existen referencias desde el siglo IV antes de Cristo. En el año 283 a.C. los romanos derrotaron a los etruscos en la batalla de Lago Vadimode, pasando a formar parte de sus territorios.

Está considerada como una joya arquitectónica por la mezcla de estilos de lo distintos períodos que pueden verse en la ciudad; etruscos, romanos, medievales y renacentistas. Y tiene fama por la artesanía del alabastro, cuyo material extraen de canteras en las proximidades de la ciudad.

Nada más llegar a Volterra y aparcar, lo primero que encontramos fué un taller artesano que trabajaba el alabastro.

Distintas piezas de artesanía

Caminando por la Via Don Manzoni, nos encontramos el Museo Etrusco Guarnacci, que contiene una de las coleeciones mas bellas de arte etrusco.

 Cerámica del periodo mas antiguo.

 Ana, en el jardín del Museo Guarnacci

 Tallas bellisimas del arte etrusco.

 Esplendida talla

 Cerámica etrusca

 Otra preciosa vasija.

 Pedro, detrás de unos extraños objetos.

Ombra delle sera, escultura en bronce del siglo III a.C.

 Excelentes tallas.

Esta foto y la siguiente, con  esculturas funerarias

Pedro introduciendo la mano donde no se debe.

Después de la larga visita al museo etrusco, seguimos ascendiendo hacía el punto mas alto de la ciudad, la Piaza Priori, y lo primero que aparece es la entrada a la Fortaleza Medicea, que se utilizaba como prisión.

 Entrada a la fortaleza.

 Uno de los caminos, en las laderas bajo la muralla de la fortaleza.

 Piazza Priori y el Palazzo Pretorio.

Fachada del Palazzo Pretorio.

A continación fuimos a ver la Cattedrale di Santa María Assunta del siglo XII.

 Fachada principal de la Cattedrale

 El Campanile

 Imagenes de distintos estilos en el interior del templo

 Tallas en la fachada de la Cattedrale.

Una vcz llegados a este punto, y siendo la hora de reponer fuerzas, buscamos un lugar para comer, que encontramos muy cerca de la Plazza Priori.

 Aspecto de la terraza del Ristorannte La Grotta 56, que nos parecio muy agradable.

 Esperando las viandas.

 En el restaurante tenian una copia de la famosa Ombra delle  sera.

 Silvia posando con la antiquisima escultura.

 Al marcharnos vimos estas bonitas figuras de terracota. Me hubiera gustado comprar la gatita.

Y antes de terminar un comentario sobre lo sucedido posteriormente con Volterra.

Los ciudadanos de Volterra quieren que la ciudad mantenga su autenticidad, que siga siendo una ciudad de verdad y no un decorado de cine. Desde hace más de un año, los amantes de las historias de vampiros llegan de todo el mundo y toman la ciudad de Volterra. La culpa es de Stephenie Meyer, autora de la saga Crepúsculo, con 100 millones de ejemplares vendidos. Precisamente un capítulo de la saga se desarrolla en Volterra. Stephenie Meyer no conocía Volterra. En Luna Nueva (el segundo volumen de la serie), la autora describe la ciudad natal de los Volturi, una familia de maléficos vampiros. Pero fue después, navegando por Internet, cuando descubrió la existencia de Volterra y eligió esta población por el parecido de su nombre con el de los Volturi.

Hay, tambien, algunas personas que están a favor. El incremento del turismo, aunque sea un turismo memo, ha mejorado las cuentas del sector turístico, y alegan que por ello en Volterra no se ha notado la crisis.

¡La verdad es que no se que decir!.

Despues de comer y con toda la tranquilidad del mundo, volvimos a la Fattoria San Donato, y luego a media tarde, jugamos una espectacular partida de Bridge. Fernando y Silvia, verdaderos tahures, contra Pedro y yo. Nos ganaron por poco, y se las hicimos pasar canutas.

La jornada terminó con una cena ligera en un pequeño restaurante-bar en las inmediaciones de la Fattoria.