El dia 27 de abril de 2012 se cumplía nuestro tercer día en Venecia y puedo asegurar que seguíamos embrujados. La ciudad es pequeña de tamaño, pero enorme por las sorpresas que brinda. Cada rincón tiene su encanto, todos distintos. Uno no sale de su asombro. Me imagino que será cuestión de tiempo y acabará uno acostumbrándose. Seguramente los venecianos pasean indiferentes por sus callejuelas y canales, pero nosotros estabamos impresionados por tanta belleza ...
Es día teníamos que aprovecharlo al máximo, pues al siguiente debiamos regresar a casa. Decidimos pasar la mañana en una de las zonas más populares, el entorno del Ponte di Rialto, muy cerca de nuestro hotel, y el sestiere di San Polo.
Llegamos sobre las 10:30 al puente, cruzamos hacía el Mercato Rialto di Venezia, que estaba muy concurrido. Visitamos las naves del pescado, las frutas y verduras, y muchos puestos de recuerdos turísticos. Luego caminamos por el sestiere dei San Polo, por sus callejuelas y plazas que estaban muy animadas.
El Ponte di Rialto
Ana con sombrero negro.
El Canal Grande hacia la Accademia
Ana
El margen derecho del Canal Grande, repleto de restaurantes (turísticos)
Alfie sobre el Ponte di Rialto
Por fin dimos con el restaurante que habiamos elegido, la Trattoria della Madonna, muy cerca del Canal Grande, reservamos mesa y seguimos caminado. Antes de volver al restaurante nos sentamos en una terraza en la Fondamenta de Vin Castello cerca de Rialto. Unas cervezas nos acompañaron, viendo a la gente pasear con las compras del mercado, o caminando tranquilamente en plan turista.
Ana en los puestos de souvenirs.
Paseando entre las naves del Mercado de Venecia.
En la puerta de la Trattoria della Madonna.
Callejeando por el sestiere de San Polo.
Un gran embarcadero en el margen de San Polo en el Canal Grande.
Al lado del mercado de pescado
Ana en una zona más tranquila.
Puestos de frutas y verduras.
Fondamenta de Vin Castello .
En la terraza tomando el sol.
El restaurante resultó estupendo, en nuestra sala se sentaron en una de las mesas vecinas un grupo de gondoleros que habían dejado sus góndolas en los amarres de Rialto, para comer Bueña señal si ellos elegian ese sitio entre cientos de restaurantes que hay en las cercanías. Pescado fresco abundante, platos de pasta, antipasto y otros entrantes variados, un precio razonable, y un trato correcto y amable de los camareros.
Uno de los salones de la Trattoria della Madona (fotografia de Internet)
En la Trattoria della Madonna.
Al otro lado de la mesa.
Despues de comer, volvimos al hotel, tan cercano, y tras un breve reposo, salimos de nuevo para coger el vaporetto nº 1 y dar la vuelta completa al circuito, que estaba recomendado en nuestra guia, y en muchos comentarios en la red. Un par de horas duró la travesía y nos bajamos junto a la estación de ferrocarril en el sestiere de Santa Croce para volver caminando por Dorsoduro hacia el Ponte dell'Accademia y continuar hacia la Plaza de San Marcos.
Ana en el vaporetto.
La orilla del Canal Grande.
El atraque de Arsenale.
Monumento a Vittorio Emmanuelle II en la Riva degli Schiavoni.
Basilica di Santa Maria della Salute a contraluz.
La punta de la Dogana do Mare con turistas junto al Ragazzo con la Rana.
Góndolas navengando por el Canal Grande.
Edificio de la Colezzione Peggy Guggenheim.
Atraque de San Samuele, ya volviendo del Lido de Venezia.
Atraque de San Toma
Atraque de San Angelo junto al Hotel NH Manin.
Llegando al Ponte di Rialto.
El puente con el cartel de la obra Elogio del Dubbio.
Monumento a Vittorio Emmanuelle II en la Riva degli Schiavoni.
Basilica di Santa Maria della Salute a contraluz.
La punta de la Dogana do Mare con turistas junto al Ragazzo con la Rana.
Góndolas navengando por el Canal Grande.
Edificio de la Colezzione Peggy Guggenheim.
Atraque de San Samuele, ya volviendo del Lido de Venezia.
Atraque de San Toma
Atraque de San Angelo junto al Hotel NH Manin.
Llegando al Ponte di Rialto.
El puente con el cartel de la obra Elogio del Dubbio.
Poníéndome moreno al sol de San Marco.
El Casino di Venezia.
Museo di Storia Naturale.
Llegando al Ponte Scalzi junto a la estación de Santa Lucía. Fin del trayecto.
Campo de San Barnaba que ya conociamos muy bien.
Nuestro destino, Hard Rock Cafe.
El local preparado para una actuación en directo.
Nos quedamos un rato tomando una copas de Prosecco con un tentempie, por la amabilidad de los camareros que ya nos conocian por los dias anteriores, hasta la hora de la actuación, que nos parecia demasiado en directo, y ya anochecido nos fuimos caminando muy despacio hacía el hotel con la cabeza llena de imágenes y lugares que serán inolvidables.
'Un par de dias mas hubieran sido magificos!
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