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domingo, 22 de junio de 2014

Molinos manchegos I

La semana pasada en que debíamos viajar a Valdepeñas el domingo día 15, mi hija Elena estaba ilusionada en que pasáramos el sábado en Alcazar de San Juán, en la casa de la familia, para que mis nietas conocieran un poco más mi pueblo, y tenía especial ilusión en llevarlas a que vieran los molinos de viento. No pudo ser, y habrá que buscar una nueva ocasión para realizar la visita.  No obstante dedicará el post de hoy a los molinos manchegos, de sobra conocidos a través del Ingenioso Hidalgo Don Quijote del Mancha de Miguel de Cervantes, obra muy conocida en el  mundo entero, no en vano, es después de la Sagrada Biblia, el libro mas traducido a otros idiomas.

"La Luna no quiso perderse tanta belleza" fotografía de Ferlancor.
 (molinos de Alcazar de San Juán)

He buscado información en la red y hay cientos de páginas que nos hablan sobre los molinos manchegos. He tratado de extraer la mínima necesaria para incluirla en esto post, sin llegar al exceso.

Empezaré contando que en mi niñez y adoslescencia era importante la fecha de San Isidro en la que se celebraba una romeria a la ermita de San Antón, en el cerro del mismo nombre, en el que están situados los molinos de Alcazar de San Juán. Fue en el año 1960 cuando conocí por primera vez a mi esposa Ana, en la carroza  de la familia Peñuela en la que ambos íbamos invitados. Mi colegio estaba próximo al cerro y fui en numerosas ocasiones.

 Molinos de Alcazar de San Juán

En el verano de 1985, cuando viviamos en Santa Cruz de Tenerife, pasamos unos días en Alcazar de San Juan con mis padres, y llevé a Marta y Elena a visitar los molinos. Tambien a la Estación de Ferrocarril, a Santa María para que vieran el Torreón del Prior, y un recorrido amplio por mi pueblo..

 Elena y Marta junto el molino Barcelona (1985)

 En el camino de acceso al cerro, en la carretera de Alcazar de San Juán a Tomelloso (1985)
En el muro figura el nombre de los cuatro molinos.

Aparte de la fotografias, de las que he seleccionado unas cuantas de varios autores, que mostraré con la debida atribución, he encontrado dos publicaciones que merece la pena citar. Una es la colección del Dr. Rafael Mazuecos Pérez-Pastor, titulada HOMBRES, LUGARES Y COSAS DE LA MANCHA, que fue publicando en fascículos anuales durante muchos, y es una verdadera joya, historia viva de Alcazar de San Juan y sus gentes. Mi padre tuvo relación con él y fue amigo de sus hijos, asi que recibiamos periódicamente en casa la publicación. Tambien la recibian en casa de Ana, pues su tio abuelo el Dr. Magdaleno García-Alcañiz fue profesor y valedor de Don Rafael.

Precisamente, el fásciculo XXXIII, de 1971, lo dedicó a los molinos manchegos, en un artículo interesantísimo, del que he extraido el plano y nomenclatura  de todos los elemento de un molino





El segundo libro a comentar es el tíuulado Molinos de Viento en Castilla-La Mancha de Juan Jiménez Ballesta. Un verdadero catálogo de los molinos, con cantidad importante de información, del que he podido  leer cometarios muy favorables, aunque no he tenido, por el momento, la fortuna de ojear, lo que espero subsanar lo antés posible.




Leer la historia  de los 10 molinos de Campo de Criptana, muy bien conservados, en los que se inspiró Cervantes para escribir el capitulo 8º del Quijote, y que en aquellos tiempos eran 34; los 12 molinos de Consuegra, en el cerro Calderico, junto al castillo de la Muela, de los de La Mota del Cuervo, Herencia, Madridejos, con un molino muy antiguo, citando solo a los pueblos más cercanos a Alcazar de San Juán, y, por supuesto, los del resto existentes en tierras manchegas, debe resultar una agradable tarea. Hoy día existen molinos equipados con sus maquinarias originales, y algunos se ponen en funcionamiento en fechas señaladas, como el molino Sancho de Consuegra que funciona en la celebración de la Fiesta de la Rosa del Azafrán.

Para no extenderme demasiado mostraré a continuación una pequeña colección de fotografíás de vairos autores con el tema monográfico de los molinos de viento

Son sueños...que son de verdad (Fotografia de Jetzabel)

Atardecer en los molinos.

Grupo de molinos de Campo de Criptana (Foto de Mirari Erdoiza)

Siete molinos en la zona sur junto al camino de acceso,en el cerro Calderico de Consuegra

 Los cinco molinos de la parte norte y el castillo de la Muela en Consuegra,
 (fotografía de Juan Luis Redajo)

Para terminar, y en homenajea a mi paisano Don Miguel de Cervantes Saavedra, que inmortalizó a los molinos manchegos en el capitulo VIII de su obra El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la  Mancha, reproduciré el comienzo del mismo con la aventura de los gigantes ...




CapítuloVIII

 

"Del buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación"

En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo; y, así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:

–La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear, porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.

–¿Qué gigantes? –dijo Sancho Panza.

–Aquellos que allí ves –respondió su amo– de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.

–Mire vuestra merced –respondió Sancho– que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

–Bien parece –respondió don Quijote– que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.

Y, diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin duda alguna, eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes, iba diciendo en voces altas:

–Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete.

Levantóse en esto un poco de viento y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo:

–Pues, aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar.

Y, en diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre, arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y, dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante.


 –¡Válame Dios! –dijo Sancho–. ¿No le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacía, que no eran sino molinos de viento, y no lo podía ignorar sino quien llevase otros tales en la cabeza?

–Calla, amigo Sancho –respondió don Quijote–, que las cosas de la guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza; cuanto más, que yo pienso, y es así verdad, que aquel sabio Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en molinos por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; mas, al cabo al cabo, han de poder poco sus malas artes contra la bondad de mi espada.

–Dios lo haga como puede –respondió Sancho Panza.

Y, ayudándole a levantar, tornó a subir sobre Rocinante, que medio despaldado estaba. Y, hablando en la pasada aventura, siguieron el camino del Puerto Lápice, porque allí decía don Quijote que no era posible dejar de hallarse muchas y diversas aventuras, por ser lugar muy pasajero; sino que iba muy pesaroso por haberle faltado la lanza; y, diciéndoselo a su escudero, le dijo:

–Yo me acuerdo haber leído que un caballero español, llamado Diego Pérez de Vargas, habiéndosele en una batalla roto la espada, desgajó de una encina un pesado ramo o tronco, y con él hizo tales cosas aquel día, y machacó tantos moros, que le quedó por sobrenombre Machuca, y así él como sus decendientes se llamaron, desde aquel día en adelante, Vargas y Machuca. Hete dicho esto, porque de la primera encina o roble que se me depare pienso desgajar otro tronco tal y tan bueno como aquél, que me imagino y pienso hacer con él tales hazañas, que tú te tengas por bien afortunado de haber merecido venir a vellas y a ser testigo de cosas que apenas podrán ser creídas.

–A la mano de Dios –dijo Sancho–; yo lo creo todo así como vuestra merced lo dice; pero enderécese un poco, que parece que va de medio lado, y debe de ser del molimiento de la caída.

–Así es la verdad –respondió don Quijote–; y si no me quejo del dolor, es porque no es dado a los caballeros andantes quejarse de herida alguna, aunque se le salgan las tripas por ella.

–Si eso es así, no tengo yo qué replicar –respondió Sancho–, pero sabe Dios si yo me holgara que vuestra merced se quejara cuando alguna cosa le doliera. De mí sé decir que me he de quejar del más pequeño dolor que tenga, si ya no se entiende también con los escuderos de los caballeros andantes eso del no quejarse. .....


Para terminar un video en el que se puede contemplar un molino en funcionamiento, y el paisaje con los molinos de Campo de Criptana en todas las épocas del año

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