El dia 28 de marzo de 2002, Jueves Santo, amaneció espléndido. Ana y yo nos levantamos temprano y después de desayunar salimos a pasear a los alrededores del hotel. Teniamos tiempo hasta la hora en que nos debían recoger.
Ana, preparada para la excursión
No pude resistir la tentación de ponerme el sombrero charro. A la izquierda la publicidad de la cerveza Negra Modelo, muy buena, que no paramos de beber en todo el viaje.
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Ana saludando enfrente del hotel, en la Plaza de la República, donde se divisaba el Monumento a la Revolución.
El impresionante Monumento a la Revolución es una obra arquitectónica y mausoleo dedicado a la conmemoración de la Revolución Mexicana. Es obra de Carlos Obregón Santacilia, quien utilizó la estructura del Salón de los Pasos Perdidos del malogrado Palacio Legislativo de Émile Bénard para edificar el monumento, terminado en 1938. Hoy dia es uno de los monumentos más reconocidos en Ciudad de México y forma parte de un conjunto integrado por el propio monumento, la Plaza de la República y el Museo Nacional de la Revolución. (Wikipedia)
Ana debajo del enorme Mausoleo, en el que reposan los restos de Venustiano Carranza, Francisco Madero, Francisco Villa, Plutarco Elias Calles, y Lázaro Cárdenas
Al fondo el Hotel Fiesta Americana Reforma desde la Plaza de la República.
La excursión del dia consistía en una visita a la Zona Arqueológica de Teutihuacán, hacía la que partimos a las 11:00, La distancia que la separa desde el hotel es de 50 kilómetros aproximadamente.
Teresa, Ana y Elena aprovisonandose de sombreros protectores. Mientras José Luis Ruiz Navarro, Letrado de las Cortes del Congreso de España, que viajó el dia anterior a Ciudad de México, esperaba pacientemente.
Preparándonos para la ascensión a la Pirámide del Sol.
Teresa, Ana y yo podíamos subir, Elena quedó esperando imposibilitada por el esguince.
La enorme pirámide, con una altura de 63 metros, equivalente a un edificio de 21 pisos.
Panorámica de la Pirámide del Sol. (fotografía de Internet).
Descansando, ya arriba, despues de un ascenso agotador.
Yo tambien pude descansar un ratito.
Al fondo se divisaba la Pirámide de la Luna.
Ana y yo, en el mismo punto.
Vista del trenecito turístico desde lo alto de la Pirámide.
Una vez efectuado el descenso, impresionate foto con la gente esperando en las zonas intemedias.
La Calzada de los Muertos vista desde la Pirámide de la Luna, con una longitud apróximada de dos Kilómetros. (Foto de Internet)
De vuelta al aparcamiento.
Al entrar a la ciudad paramos en el Estadio Universitario Olímpico.
Edificios de la Universidad Nacional de México.
Altorrelieves de Diego Rivera en la fachada del Estadio Olímpico.
Desde alli, nos dirigimos al Restaurante Arroyo en la Avenida Insurgentes Sur en la Colonia Tlalpan.
Cuando llegamos, en el patio de entrada estaban friendo chicharrones en una sartén o caldero enorme, de mas de un metro de diametro que luego pudimos probar en la comida. ¡Exquisitos!.
Esperando las viandas.
Ana, observando los Mariachis que iban a interpretar unas canciones.
El ambiente era muy alegre y agradable.
Música popular mexicana. La verdad es que en España se escucha a menudo y la sentimos como nuestra.
Los interpretes salundando amablemente a los comensales.
En ese momento interpretaban Guadalajara.
Otro momento de la actuación.
El Mariachi, festejando algún cunpleaños en la mesa de unos clientes, a nuestro lado.
Una vez concluida la comida, ¡sorpresa!
Exposición de vehículos en un patio del restaurante.
Teresa y Ana en el camioncito.
¡El restaurante tenía una pequeña plaza de toros!. (Fotos desenfocadas por falta de iluminación).
Ana practicando, con mucho arte.
José Luis, Teresa y Ana junto al morlaco.
Me tocó llevar al morlaco.
Los espectadores se partian de risa.
¡Un dia inolvidable!. Disculpadme por el uso de fotografías tan deficientes, pero son el testimonio de unos momentos excepcionales.
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