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lunes, 22 de octubre de 2012

Viaje a México, 6ª parte


El día 30 de marzo de 2002 era Sábado de Gloria, y como los dias previos, amaneció un dia espléndido. La noche anterior nos retiramos a dormir antes de la medianoche. Después de la visita a Taxco, los viajes en coche, y unas copas en el bar del hotel estabamos bastante cansados.

Pero esa mañana nos despertamos temprano, Ana se asomó a la terraza y comentó que le apetecía desayunar alli, en vez de bajar a los salones, asi que pedimos que nos subieran los desayunos.

En las primeras horas del dia el lago Teques lucia precioso.

Disfrutando de una bandeja de frutas.

En la piscina de nuesto hotel ya había niños bañándose, eran las 10 de la mañana.

Al rato sonó el teléfono y Elena nos dijo que habían preparado un visita al Hotel Hacienda Vista Hermosa, que estaba a 3 o 4 km. para desayunar todos juntos. Buen plan, aunque nosotros no pensábamos desayunar dos veces.


La Hacienda de San José Vista Hermosa fue fundada en 1529 por Hernán Cortés, conquistador de México, Señor y Capitán de la Nueva España y de los Mares del Sur. Como recompensa por sus conquistas, Carlos V, Rey de España y Emperador de Alemania, honró a Hernán Cortés con el título de Marqués del Valle de Oaxaca; concediéndole señorío y derechos sobre 23,000 vasallos, pueblos y una vasta extensión de tierras. La Hacienda de San José de Vista Hermosa fue centro de la vida, cultura y actividad de la comarca.

Careciendo de hierro y madera, fue construida de piedra con las proporciones de una fortaleza, rodeada de colosales muros, incluyendo en sus dominios el edificio residencial, caballerizas, establos y las magníficas instalaciones de piedra usadas en la refinería de azúcar. Las paredes de 6 pies de espesor, con sus recios arcos en clásico estilo virreinal, dan una idea de que los constructores no desconocían los peligros a que estaban expuestos (textos de la página oficial Hacienda Vista Hermosa)

 Hall de entrada al salón donde se servía el desayuno.

Salón del desayuno.

Mientras todos desayunaban Ana y yo nos dedicamos a visitar y fotografiar la Hacienda.

 Jardines muy bien conservados.

Esta fotografia y las siguientes muestran detalles de la tipología arquitectónica de la época.




 Junto a una escultura  antigua.

 En la terraza y abajo un crucifijo de estilo medieval.

 Ana en la terraza.

 El clima de la zona favorece la vegetación, que muestro en varias fotografías.

Cartel anuciando el acceso a un campo de golf.

Foto de una de las  pajareras que había en los jardines.

 Ejemplar de pavo real.

El macho de pavo real con la cola desplegada.

La zona de piscinas era un paraiso de tranqulidad.

Por la hora temprana poco público. ¡Que maravilla!

Salones interiores de la Hacienda.

 Coches de caballos antiguos.


Escultura de uno de los antiguos propietarios.

 Curiosas estancias en los sotanos.

No se si era la recreación de un laboratorio de investigación o un curandero operando.

Foto tomada a petición de Teresa a la que le recordaba la cerámica de las Islas Baleares.

Una vez terminado nuestro paseo por la Hacienda esperando a nuestros compañeros.

A continuación Luis Cisneros nos anunció que estabamos invitados a una barbacoa en casa de sus padres, que tenían una quinta en las cercanias de Tequesquitengo.

Los padres de Luis Cisneros, junto a José Luis Ruiz Navarro, y a la izquierda familiares.

 Sirviendo la comida.

Turno de Ana

Nuestra mesa.

 Otra mesa, en la que me senté para salir con ellos en la fotografía.

 La hija mayor de Luis Cisneros.

El pequeñin.

Terminada la comida hubo una animada charla, hasta que empezó a anochecer.

 Siguiendo la antigua tradición ya estaba preparada la imagen del judas-diablo, colgando de una rama.

Cuando empezó a anochecer Luis prendió fuego a la mecha.

 El diablo giraba y giraba y se retorcía.

Al final, 'La explosión!, y conseguimos acabar con el diablo y todos los males.

Un bonito día, en compañia de gente amabilísima, a la que estaremos eternamente agradecidos por su hospitalidad. ¡Que el Señor les bediga!.

Una vez anochecido, regresamos a Ciudad de Mexico por la Carretera Federal 95 que circunvala Cuernavaca, capital del Estado de Morelos en el que se encuentra Tequesquitengo. Aunque la distancia era de 135 kilometros tardamos un par ds horas porque el tráfico era muy denso. El chofer del vehículo que nos acompañó en todas estas excursiones cantaba muy bien y nos amenizó el viaje con una coleccion de rancheras.

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