En el post de ayer, relaté brevemente el inicio de nuestro viaje a Venecia el dia de San Marcos. Llegada al aeropuerto Marco Polo, vaporetto, y alojamiento en el Hotel Manin. Despues de dejar nuestro equipaje y tras un breve aseo, nos lanzamos a las calles, previa consulta en recepción, donde nos ofrecieron un pequeño plano de la ciudad. Nosotros llevabamos una guia que nos había regalado Marta, junto con los billetes del vuelo, además en el iPad tenía un aplicación de Venecia con un gran cantidad de información. Podíamos llegar a cualquier sitio sin ningún problema. Todo era cuestión de caminar, y perdernos en ese maravillo laberinto de calles y canales.
Venecia esta dividida en seis sestieri (distritos), a saber: Dorsoduro, Santa Croce, San Polo, San Marco, Cannaregio y Castello
Gráfico con los Sestieri di Venecia
De estos sestieri, el más importante, puesto que en el se encuentran el Palacio Ducal, la Basílica de San Marcos y la misma Plaza de San Marcos, centro neurálgico de Venecia, es el de San Marco. Nuestro hotel también estaba en ese distrito, por tanto la decisión lógica para el primer día, que además no era completo, fue buscar un restaurante, incluido en la lista de los que nos había recomendado Ana María, y continuar el resto de la tarde, callejeando. Puente de Rialto, Campo de Manin, Teatro de la Opera, zonas comerciales, y Plaza de San Marcos, fueron nuestro primeros objetivos.
De los restaurantes disponibles, elegimos uno que estaba bastante cerca del hotel, y con gran dificultad llegamos al mismo. Se trataba de la Trattoria Sempione situada junto al Ponte dei Bareteri. Un sitio muy escondido y precioso
Ana, en uno de los infinitos puentes que cruzan los canales
Buscando la Trattoria Sempione, muy próxima a ese lugar.
Preciosa imagen de la trattoria obtenida en Google Earth, que nos ayudó a decidir.
Otra imagen fascinante.
Ana, en el fantástico lugar que pudimos ocupar.
He de reconocer que me sentí muy satisfecho por nuestra primera elección.
Ponte dei Bareteri
Ana, en el balcón del restaurante del que pudimos disfrutar.
Fachada del restaurante tomada desde el Ponte dei Baereteri.
Despues de comer, e imbuidos de la mágia de Venecia, continuamos nuestro paseo para ir cogiendo hábito en aquel laberinto.
Junto al Puente de Rialto.
Campo de Manin, plaza dedicada a Daniele Manin (1804-1857) que fue presidente de la Republica.
Ana junto a una góndola.
Entrada principal del Teatro de le Fenice, el teatro de la Opera de Venecia.
Escultura en una de las numerosas galerias de arte en esa zona de Venecia.
Otra moderna escultura.
Al atardecer llegamos a la impresionante Plaza de San Marcos.
Las caravanas de góndolas ocupadas por grupos de japoneses que eran habituales por todas partes.
Cuando empezó a anochecer, alrededor de las 21:00, y ya bastante cansados, nos encontramos cerca del Hard Rock Cafe, y nos decidimos a entrar. Un ambiente muy agradable, unas copas de Prosecco, un camarero muy joven y amabilísimo que hablaba un correcto español, y unos tentempiés deliciosos nos mantuvieron alli hasta cerca de las 23:00.
Supimos volver al hotel, de noche y sin preguntar, y nos quedamos dormidos, después de darle las gracias a San Marco por un dia tan espectacular.
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