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martes, 16 de julio de 2013

Jorge Cafrune

Después de dedicar unos dias a los éxitos del country, y sin mayor  explicación, hoy me pide el cuerpo algo mucho más profundo, más solidario, y con ese propósito pronto me ha venido a la cabeza el canto de Jorge Cafrune, y los recuerdos de la primera mitad de  la década de los 70 cuando estuvo afincado en España, donde obtuvo un clamoroso éxito. Luego, su muerte prematura, accidente o asesinato, lo convirtió en una leyenda, y como cantaba en la canción Coplas el Payador Perseguido, compuesta por Atahualpa Yupanqui, siempre quedará en nuestra memoria.

... Y aunque me quiten la vida
o engrillen mi libertad
o aunque chamusquen quizá
mi guitarra en los fogones
han de vivir mis canciones en el alma de los demás. ...

Jorge Cafrune.

En la biografia encontrada en Wikipedia, aunque advierte de que hay discrepancias en esta historia, se cuenta que Jorge Antonio Cafrune Herrera (nació en Perico, provincia de Jujuy, 8 de agosto de 1937 y falleció en  Tigre, provincia de Buenos Aires el 1 de febrero de 1978), fue uno de los cantantes folclóricos argentinos más populares de su tiempo, además de un incansable investigador, recopilador y difusor de la cultura nativa.

Jorge Cafrune nació en el seno de una familia argentina jujeña de típicas costumbres gauchescas y antepasados de orígenes árabes, en la que sus abuelos paternos y maternos eran inmigrantes provenientes de Siria y el Líbano. Recibió el apodo de El Turco tal y como llamaban a su padre, un popular gaucho de la región que cantaba bagualas y supo protagonizar duros duelos criollos.

Nació en la finca La Matilde de El Sunchal, cerca de Perico del Carmen. Cursó sus estudios secundarios en San Salvador de Jujuy mientras tomaba clases de guitarra con Nicolás Lamadrid. Luego se trasladó con toda su familia a Salta, y allí conoció a Luis Alberto Valdez, Tomás Campos y Gilberto Vaca, con quienes formó su primer grupo: Las Voces del Huayra. Con esta formación grabó en 1957 su primer disco de acetato, en la compañía discográfica salteña H. y R.. En esa época fueron descubiertos por Ariel Ramírez, quien los convocó para acompañarlo en una gira por Mar del Plata y varias provincias. Luego Cafrune y Valdez fueron convocados al Servicio militar y el grupo alternó su formación original con reemplazos de José Eduardo Sauad y Luis Adolfo Rodríguez. Estos nuevos integrantes formarían parte de la formación que ese mismo año grabó un disco de 12 temas para el sello Columbia. Más tarde serían convocados para grabar un segundo disco para la misma compañía, pero desacuerdos entre los integrantes llevaron finalmente a la disolución del grupo.

Ante una nueva convocatoria de Ramírez, Cafrune forma un nuevo grupo, Los cantores del Alba, acompañado por Tomás Campos, Gilberto Vaca y Javier Pantaleón. Luego de esa presentación, Cafrune decide continuar su camino en solitario y abandona el nuevo grupo. En esta nueva etapa debutó en 1960 en el Centro Argentino de la ciudad de Salta para emprender inmediatamente después una larga gira que lo llevaría por las provincias de Chaco, Corrientes, Entre Ríos y Buenos Aires. Ante una tibia recepción en la Capital, donde no consiguió lugar ni en radio ni televisión, decidió continuar la gira por Uruguay y Brasil. En el primero lograría su debut televisivo, en el Canal 4 del país oriental.

En 1962 regresa a la capital y contacta a Jaime Dávalos, que tenía un programa de televisión. Este le dice que debería probar suerte en el Festival de Cosquín. Cafrune viaja a la ciudad cordobesa y consigue un lugar para actuar fuera de cartel, consagrándose por elección del público como primera revelación. Luego vendría el primer disco en solitario y la consagración definitiva con nuevas presentaciones en radio, televisión y teatros, además de largas giras en las que siempre prefería los pueblos pequeños a las grandes ciudades. Fue en uno de esos pueblitos, Huanguelén, en la provincia de Buenos Aires, donde conoció y promovió a un joven cantor llamado José Larralde. En este período también siguió presentándose cada año en Cosquín y allí, en 1965, sin conocimiento de la organización presentó a una cantante tucumana llamada Mercedes Sosa.

En 1967 presenta la gira De a caballo por mi Patria, en homenaje al Chacho Peñaloza. En esta gira Cafrune recorrió el país al estilo de los viejos gauchos, llevando su arte y su mensaje a todos los rincones. Sus objetivos también incluían captar los paisajes a través de la fotografía y la filmación de cortometrajes televisivos, además de la recopilación de datos sobre las formas de vida, costumbres, cultura y tradición de las diversas regiones. La gira fue ruinosa para su economía, pero fue un gran éxito si se tienen en cuenta los verdaderos objetivos que se habían propuesto.

Entre 1972 y 1974, Jorge Cafrune formó un dúo con el niño Marito con quien grabó discos e hizo varias giras por el país, España y Francia.

Al finalizar esta gira, Cafrune fue convocado para integrar unas comitivas artísticas argentinas que visitaron los Estados Unidos y España. El éxito en la península Ibérica fue fabuloso, y Cafrune llegó a radicarse allí por varios años, formando familia con Lourdes López Garzón. Su retorno al país fue en 1977, cuando falleció su padre. Eran tiempos difíciles para la Argentina, ya que el gobierno democrático de Isabel Perón había sido derrocado y estaba en manos de la dictadura militar encabezada por Jorge Rafael Videla. A diferencia de otros artistas comprometidos, que se exiliaron cuando comenzaron las amenazas y las prohibiciones, Cafrune reconocido por su afinidad al Peronismo, decidió quedarse y seguir haciendo lo que mejor sabía hacer: cantar y opinar cantando y haciendo. Fue así que en el festival de Cosquín de enero de 1978 cuando su público le pidió una canción que estaba prohibida, Zamba de mi esperanza, Cafrune accedió argumentando que "aunque no está en el repertorio autorizado, si mi pueblo me la pide, la voy a cantar". Según un testimonio de Teresa Celia Meschiati eso fue demasiado para los militares, y en el trístemente célebre centro de concentración clandestino cordobés de La Perla, el entonces teniente primero Carlos Enrique Villanueva opinó que “había que matarlo para prevenir a los otros”.

El 31 de enero de 1978, a modo de homenaje a José de San Martín, Cafrune emprendió una travesía a caballo para llevar a Yapeyú, lugar de nacimiento del libertador, tierra de Boulogne-sur-Mer, lugar de su fallecimiento. Esa noche, a poco de salir, fue embestido a la altura de Benavídez por un rastrojero (camioneta) conducida por un joven de 19 o 20 años, Héctor Emilio Díaz.  Cafrune falleció ese mismo día a la medianoche. Si bien se cree que se habría tratado de un asesinato planificado por parte de la Dictadura Militar, el hecho nunca fue esclarecido completamente y quedó sólo como un accidente.

Como homenaje a Cafrune he seleccionado de Youtube un video con la canción Coplas a un Payador Perseguido, que he oido cientos de veces, y de cuya larguísima letra me vienen párrafos enteros a la memoria, donde reside de forma imborrable.



Coplas del payador perseguido

Con permiso voy a entrar aunque no soy convidao
pero en mis pagos un asado no es de naide y es de todos
yo voy a cantar a mi modo después que haya churrasqueao.

Yo se que muchos dirán que peco de atrevimiento
si largo mi pensamiento p'al rumbo que ya elegí
pero... siempre he sido así, galopiador contra el viento.

La sangre tiene razones que hacen engordar las venas
pena sobre pena y pena hacen que uno pegue el grito
la arena es un puñadito, pero hay montañas de arena.

No se si mi canto es lindo o si saldrá medio triste
nunca fuí zorzal ni existe, plumaje mas ordinario
yo soy pájaro corsario que no conoce el alpiste.

Vuelo porque no me arrastro, que el arrastrarse es la ruina
anido en árbol de espina lo mesmo que en cordillera,
sin escuchar la zonzera del que vuela lo gallina.

No me arrimo así no más, a los jardines floridos
sin querer vivo alvertido pa no pisar el palito
hay pájaros que solitos se entrampan por presumidos.

Aunque mucho he traqueteado no me engrilla la prudencia
es una falsa experiencia vivir temblándole a todo
cada cual tiene su modo, la rebelión es mi ciencia.

Yo soy de los del montón, no soy flor de invernadero
igual que el trébol campero crezco sin hacer barullo,
me apreto contra los yuyos y así lo aguanto al pampero.

Acostumbrado a las sierras yo nunca me se marear
y si me siento a alabar me voy yendo despacito,
pero aquel que es compadrito paga pa hacerse nombrar.

Si me dicen señor agradezco el homenaje
mas soy gaucho entre el gauchaje y soy nadie entre los sabios
y son para mi los agravios que le hagan al paisanaje.

La vanidad es yuyo malo que envenena toda huerta
es preciso estar alerta manejando el azadon
pero no falta el varón que la riega hasta en su puerta.

El trabajo es cosa buena, es lo mejor de la vida
pero la vida es perdida trabajando en campo ajeno
unos trabajan de trueno, y es para otros la llovida.

El estanciero presume de gauchismo y arrogancia
el cree que es extravagancia que su peón viva mejor.
mas no sabe ese señor que por su peón tiene estancia.

El que tenga sus reales hace muy bien en cuidarlos
pero si quiere aumentarlos que a la ley no se haga el sordo
que en todo puchero gordo los choclos se vuelven marlo.

Yo vengo de muy abajo y muy arriba no estoy
al pobre mi canto doy y así lo paso contento
porque estoy en mi elemento y ahí valgo por lo que soy.

Cantor que canta a los pobres ni muerto se ha de callar
pues ande vaya a parar el canto de ese cristiano,
no ha de faltar el paisano que lo haga resucitar.

Si alguna vuelta he cantado ante panzudos patrones
he picaneado las razones profundas del pobrerío
yo no traiciono a los míos por palmas y patacones.

Si uno canta coplas de amor, de potros, de domador,
del cielo y de las estrellas
dicen que cosa mas bella, si canta que es un primor!

Pero si uno como Fierro por ahi se larga opinando
el pobre se va acercando con las orejas alertas,
y el rico vicha la puerta y se aleja reculando.

Tal vez alguien haya rodado tanto como rodé yo
pero le juro créamelo!, que ví tanta pobreza
que yo pensé con tristeza, Dios por aquí y no pasó.

Nadie podrá señalarme que canto por amargao
si he pasao las que he pasao quiero servir de advertencia
el rodar no sera ciencia, pero tampoco es pecao.

Amigos voy a dejarlos
está mi parte cumplida
en la forma preferida de una milonga pampeana
canté de manera llana ciertas cosas de la vida.

Ahora me voy no sé adonde
pa mí todo rumbo es bueno
los campos con ser ajenos los cruzo de un galopito
guarida no necesito yo se dormir al sereno.

Y aunque me quiten la vida
o engrillen mi libertad
o aunque chamusquen quizá
mi guitarra en los fogones
han de vivir mis canciones en el alma de los demás.

No me nombren que es pecao
y no comenten mis trinos
yo me voy con mi destino pal lao donde el sol se pierde
tal vez alguno se acuerde que aquí cantó un agentino.



2 comentarios:

  1. Pues, en cierto modo, hay una ligera conexión temática entre este post y los precedentes. El "rollito country" y el "ambient pampa" tienen un pequeño hilo existencial que les une: los vaqueros y los gauchos, los paisajes llanos y semidesérticos, los caballos y las vacas, la soledad de la voz y el instrumento (ya sea una guitarra, una armónica o un banjo)...

    El subconsciente quizá ha contectado musicalmente post que, en realidad, están más cerca de lo que podría suponerse.

    En todo caso, CAFRUNE (con mayúsculas) no necesita justificación. Siempre viene a cuento y siempre es bienvenido. ¡¡GRANDE CAFRUNE!!

    AM

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    1. En las vacas y los caballos, coinciden pero unos hablan de problemas personales, amor, amistad, soledad .. y otros hablan de solidaridad, de ayudar al prójimo y de "panzudos patrones", cosas bien distintas. ¿No crees?

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