En los ocho meses transcurridos desde que inicié el blog he intentado diversificar la temática, precisamente esa inquietud inicial estaba recogida de forma explícita en el título del blog, pero, al fin, y por las críticas recibidas de mis allegados, parece ser que he personalizado demasiado, convirtiendo el blog en una especie de diario. ¡Nada más lejos de mis deseos!.
Hablar de uno es fácil, aunque sea mal. Uno tiene toda la información a su disposición. Pero no se puede estar de forma permanente viviendo de recuerdos. Por tanto giraremos el poliedro unos grados para cambiar la faceta.
Hoy de forma accidental me he encontrado en la páginas de otro blog, que quiero presentar, aunque realmente lo que quiero es transcribir un de sus posts, que la autora titula Minirrelato: Los finalistas.
El blog se llama REFLEJOS JUEGOS DE ESPEJOS y sus dirección es http://reflejos-juegos-de-espejos.blogspot.com.es.
Su autora se llama Yeiza Sarmiento Hernández, nació el 8 de agosto de 1977 en Arucas, de Gran Canaria, y ahora residente en Málaga. En esta ciudad estudió Periodismo, que junto con la Literatura, son sus dos pasiones, tal como declara en el blog.
Me ha gustado su relato, que ahora os daré a conocer. En su blog pueden verse otros muchos si es de vuestro interés.
27/10/2012
Minirrelato: Los finalistas
Por fin había pasado todas las etapas, filtros, exámenes, había llegado
al final. No era la mejor pero era finalista. Allí estaba junto a los
miembros del jurado esperando que le colocaran su banda. Delante de ella
había muchos compañeros, y muy buenos. Mientras esperaba observaba y
escuchaba la respuesta que los demás participantes daban al miembro del
jurado:
- Enhorabuena, gracias por participar. Has llegado hasta aquí y eso dice mucho de ti. Si pudieras elegir un regalo o recompensa a la vida por el esfuerzo que has hecho, ¿qué pedirías? Las respuestas eran variopintas, y todas muy respetables: salud, dinero, fama, amor, reconocimiento público, poder, aventuras...
- Enhorabuena, gracias por participar. Has llegado hasta aquí y eso dice mucho de ti. Si pudieras elegir un regalo o recompensa a la vida por el esfuerzo que has hecho, ¿qué pedirías? Las respuestas eran variopintas, y todas muy respetables: salud, dinero, fama, amor, reconocimiento público, poder, aventuras...
Cuando le tocó a ella, respondió con el silencio. Le metieron prisa.
¡Vamos, habla ahora o calla para siempre. Que se te acaban tus quince
minutos de gloria! Ella miró al suelo, tenía miedo, pero no quería que
se le notara. Respiró hondo y recordó un consejo para hablar en público
que había leído en un libro de Dale Carnegie "Imagina un triángulo dibujado entre las cejas de tu interlocutor, y centra ahí tu atención. Luego, empieza tu discurso".
Así, lo hizo, tomó fuerzas desde el interior de su ser. Parecía que iba a
soltar un gran discurso, pero solo pronunció una palabra. Al salir de
su boca, esa palabra resonó de tal manera en la sala. Que al escucharla,
el murmullo que había entre el público, se calló. Todos los ojos se
centraron en la persona que acababa de pronunciarla. Lo hizo de manera
tan natural, que parecía magia tan solo por el efecto causado.
El miembro del jurado, la miró un instante, cogió esa palabra en el
aire. Y como si esta fuera una manzana caída del árbol se la llevó a la
boca, mordiéndola, saboreándola con delectación. Una vez que la probó,
le supo a poco, no se conformó con un bocado y se comió la manzana
entera. Después, de un instante el buen señor volvió a la realidad y
repitió la palabra muy despacio: RES-PE-TO.
Vaya, me ha sorprendido mucho esta visita y la recomendación. Me alegra que le haya gustado. No me lo esperaba. Muchísimas gracias. :-)
ResponderEliminarMuchas gracias a ti por permitir de una forma tan elegante que utilice tu trabajo.
ResponderEliminarLa verdad es que tu minirrelato me tocó el corazón y entendí de forma muy clara tu proposito.
Un cordial saludo
Alfie